martes, 28 de febrero de 2012

Un poco lento...


Me resguardo solo con la actitud de la belleza,
Para pertenecer de su sagrado concepto,
Allí atrás donde desfilan mediocres los órganos humanos,
Y donde la costumbre aleja a los pensamientos.
Parece muy útil ser sirviente de nuestros sueños.
Una simple caricia de la mente para imaginar hacer,
En donde no se puede,
Y luego quedar frágil ante los efectos de la razón,
Donde en ese miedo íntimo nos damos el perdón necesario para corregir desde el error;
Que la imaginación es una parte de nuestro concepto,
Pero hay que seducirla de realidad para que se mueva con vehemencia.
No podremos aún vivir a su ritmo, si somos solamente sirvientes,
No aún si no logramos prescindir de la costumbre.

Me descuido porque aún no sabes mirarme,
El sexo queda resguardado en la mente y es lógico que así se perciba,
Naturalmente los órganos humanos son solos los que tienen la capacidad de enamorar,
Pues hasta la “sangre”, 
Lo más vehemente de nuestro cuerpo,
Es capaz de corregir un error al despedirse de la piel…

Haber, 
Ya entre la realidad y lo irreal el filo de la esperanza también  baila mediocre,
Hacia afuera habría que esperar a que pase el viento de la conciencia humana,
Y se lleve con él,
Un poco de su tormenta.
Luego esperar a que la “sangre” se termine de quemar con el sol y quede lenta por su sequía,  Cansina si,
Y bien arrepentida.
Así la mente se diviertirá un rato más con el dolor,
Así la próxima vez pienses dos veces antes de querer acostumbrarte.