martes, 10 de septiembre de 2013

Masticular.

Del estilo que quedaba,
Era el más vulgar de todos.
Eso de ponerse a pensar una vez más,
Asegura el resultado de la realidad.
Provoca que el sentido del tiempo no quede solo ante el momento de la vida,
Y de paso controla el movimiento perceptivo,
En el lugar donde uno desaparece del tiempo,
Y comienza de forma lógica,
Con eso del pasado.

Claro esta,
Que todo es más tranquilo que la inteligencia.
El solo hecho de que nadie pregunte por tu nombre,
Lo explica talvez el progreso de la soledad,
En los rincones esos,
Donde se oxigena la adictiva forma,
De no querer hablar.
Así,
Hay veces en donde uno tiene que explicar su sentido,
Solo porque es el modo necesario de practicar con la realidad;
Las situaciones perdidas,
Que de inteligentes,
Se convierten en palabras,
Algo así como en alguno de todos los nombres,
Del conocimiento,
Que de tanto estar hablado,
Se aburre,
Y que después de estar aburrido,
Nos hace dar cuenta,
De lo fácil que es ser inteligente.

Es que en si,
Uno no toma tiempo ante las cosas que no sabe.
Como el perfecto estado de ser impreciso,
Para dar un ejemplo,
Y luego otro,
Y otro…
De cómo quieres recordar,
Las cosas que no dijiste,
Porque en silencio,
Es más lindo,
Ser inteligente.