Del estilo que quedaba,
Era el más vulgar de todos.
Eso de ponerse a pensar una vez
más,
Asegura el resultado de la
realidad.
Provoca que el sentido del tiempo
no quede solo ante el momento de la vida,
Y de paso controla el movimiento
perceptivo,
En el lugar donde uno desaparece
del tiempo,
Y comienza de forma lógica,
Con eso del pasado.
Claro esta,
Que todo es más tranquilo que la
inteligencia.
El solo hecho de que nadie
pregunte por tu nombre,
Lo explica talvez el progreso de
la soledad,
En los rincones esos,
Donde se oxigena la adictiva
forma,
De no querer hablar.
Así,
Hay veces en donde uno tiene que
explicar su sentido,
Solo porque es el modo necesario
de practicar con la realidad;
Las situaciones perdidas,
Las situaciones perdidas,
Que de inteligentes,
Se convierten en palabras,
Algo así como en alguno de todos
los nombres,
Del conocimiento,
Que de tanto estar hablado,
Se aburre,
Y que después de estar aburrido,
Nos hace dar cuenta,
De lo fácil que es ser
inteligente.
Es que en si,
Uno no toma tiempo ante las cosas
que no sabe.
Como el perfecto estado de ser impreciso,
Para dar un ejemplo,
Y luego otro,
Y otro…
De cómo quieres recordar,
Las cosas que no dijiste,
Porque en silencio,
Es más lindo,
Ser inteligente.