El trabajo de algún
comediante y de por medio el humor atestiguando el accidente de reírse cada vez
menos.
Algo exultante y de mucha
percepción,
Los gestos hablan traicionando
el idioma del silencio,
Suponiendo que aquí nadie
comprenderá su inquietante perspectiva.
Allí las razones del
conocimiento prosiguen interesantes cubiertas de misterio.
Adentro esta la información
de lo deseable,
De todo lo que desea el
miedo, pues desde un plano antagónico, es el único que puede ser feliz.
Mi cuerpo esta calibrado
por la in costumbre,
Función que en la locura
es de forma lógica.
Solo en el instante que
falte una lágrima de sangre sobre tu corazón, hablare de mis razones olvidadas,
reemplazando su dejado silencio,
Y luego, por suerte ese
lugar será mío y de todos tus recuerdos.
Como aquel instante en
donde la muerte queda a mitad de camino por la costumbre de todos esos días que
nos hacen pensar en el amor.
Y sigo trabajando siendo cómplice
de la comedia.
El profesor del miedo
ejecuta el dolor como secuencia del tiempo y así se desarrolla el orden.
Una síntesis del método
modernizado que sugestivamente reemplaza al sentimiento con la posibilidad de
que todo sea mejor para el futuro…
Mi cuerpo esta calibrado
por la in costumbre,
Función que en la locura es de forma lógica.
Entonces, me es el
movimiento una solución considerable,
Ya que la sangre se
introduce como instrumento genético en el sabor del pensamiento,
Y me duele mucho tener acordarme,
Que ya es hora de ir olvidándome.
Que ya es hora de ir olvidándome.