En la explicación breve de un
silencio,
Por las cosas que se pasan del
tiempo;
En la realidad esta que no
recuerdo haber olvidado,
Sobre el carácter silencioso de
una soga,
Que en libertad espera algo,
Del gesto caprichoso de tu cuello.
Aún se pasa del cuerpo a la teoría
sin dejar al personaje de lado.
Así que por lo pronto,
Yo,
Provocare el juicio de las cosas
insensibles.
Pues con tanto amor simulado,
No será posible que en la cirugía
mental,
Se modifiquen los argumentos
precisos de la acostumbrada muerte,
Ante el desarrollo natural de
pensar con el cuerpo;
La ruptura molecular del oxigenante silencio.
Olvido entonces,
Que las cosas se pueden recordar,
Lo olvido porque hay mente en el
costado del tiempo que permite guardar;
Todos los besos de tu cuello,
Pues caprichosamente la biología
deduce con el paso del tiempo que la muerte ya no es una probabilidad,
Y que en si,
Puede ser la última manera de
explicar el miedo,
y nada más…
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