jueves, 12 de diciembre de 2013

El segundo pasado del recuerdo.

Con ganas de no ser tanto,
Uno encuentra la manera de sentarse a pensar…
Entonces,
Una vez que coincide eso de empezar a mirarse,
Comienza el otro lado del cuerpo con eso del amor;
Esta cuestión de sentir el deseo de morirse sobre sus labios, para siempre,
Parece solucionar el resto de todos los días,
Pero solamente soluciona un segundo de imaginación,
Y el otro modo de saber cómo duele el tiempo,
En tus ojos,
Y el resto de una mirada,
Con ganas de no ser tanto.


Así,
En tus ojos,
Esta la manera de sentarse a pensar…
Que en sí,   
El tiempo,
Es la parte que el cuerpo no recuerda;
Luego,
Esta empezar con todo esto de imaginarse,
En un lugar contrario al que uno siempre se encuentra,
En donde la genética del pensamiento,
Resuelve con prudencia el dolor de los olvidados,
En el tiempo que ninguno protege con ganas,
El sabor de ser,
Un segundo pasado del recuerdo,
Que deja sin verdad,
Con solo suponer,
Lo que habías vivido,
Dos veces en el segundo siguiente.


Ser uno de los tantos,
Que no terminan,
Ni hasta en el fin del mundo.
Lo que se había olvidado en tus recuerdos,
Era el modo de ejecución del tiempo,
En la biología mental,
Del instrumento verbal,
Sobre la contraria situación de esperarse a uno mismo,
En otro lugar,
Que en realidad,
No se había desocupado.

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