martes, 29 de octubre de 2013

La ultima parte del tiempo.

El día se quedaba sin tener que ser,
Entonces había tiempo,
Para que las explicaciones sean más precisas,
Con el viento de los ojos mirando detrás del miedo,
Un detalle pasar,
Argumentando el paso del tiempo con la piel más arrugada,
Asegurando que el corazón es el ejemplo de la sangre,
Y que a veces,
Él,
También se queda sin ser.

La explicación tenía un segundo menos de la palabra correcta,
Así que la insistencia no era confiable,
De manera que la realidad comenzaba,
A dejar de existir un poco,
Sobre el movimiento débil del segundo siguiente;
 Era cuestión de acordarse,
Que hacía ya,
Diez años que se podía extrañar.
Entonces pedirle una vez más,
Alguna de todas aquellas lágrimas, a alguien,
No era demasiado resolutivo.
Mismo sabiendo uno, la parte esa que nunca existe.
Es así,
Que las miradas comenzaron con esto de las certezas;
Dejar pasar al pensamiento, en ese tiempo, estaba de moda.
Y no hacía mucho que el día había vuelto a tener que ser,
Entonces con cada segundo que pasaba uno se daba cuenta de todo,
De modo que la piel ya no era necesaria,
Y mucha menos toda su cantidad de arrugas.
Porque detrás del conocimiento,
Estaba la otra manera de explicar,
Que había veces,
Que pensando,
Uno esperaba más lento.
Entonces,
Los detalles se volvían cansados,
Y los gestos algo decisivos.
Comprendiendo así,
Que siempre,
Lo último,
Era el tiempo.

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