jueves, 22 de noviembre de 2012

Los ojos hablan con el silencio perfecto…


Principalmente ese criterio de libertad bien destinado a lo olvidable,
Para estaquear el pulso del alma sobre el producto de la realidad bastardeada de experiencia.
Y entonces; 
¿Cuanto valor tendrá ese criterio, si es fácil hacer pasado eso que esta “bien” o “mal”?.

Esta por debajo de los ojos poder respetarse,
Nadando por las lágrimas hasta llegar hacia fuera de si y olvidarse de lo triste…
Es tal vez esa sola de las tantas personalidades humanas,
Que a lo largo del tiempo prosiguen inmóviles,
Por esa lágrima,
Asesinada sobre el silencio que representa lo irresponsable que esta la libertad cuando se siente miedo…

Luego como segunda opción derrochamos el temperamento del amor,
Buscando otro ritmo continúo en lo cardíaco de la felicidad,
Prometiéndole al sexo poder pertenecer a su magia,
Hasta expropiar las costumbres de lo imaginado,
Y ser parte de la memoria sustantiva de su sangre,
Modificando ese nuevo elemento que no permite olvidarse definitivamente del cuerpo.
Algo parecido a todo eso que se le pide a la vida,
Sosteniéndole con el ruego de saber si ese amor ha llorado por uno luego de haber desaparecido,
Para que circularmente se siga conmovido,
Sobre esas lágrimas que escapan de tus ojos,
Que siempre hablan con el silencio perfecto.

Es que a veces parece que estamos en peligro por ser humanos,
Y puede que sea muy cierto,
Pero la virtud de lo inexplicable es que logramos extrañar, 
Y eso también nos suele mantener vivos.

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