Reproches inconcientes hasta
lograr estar de acuerdo con uno mismo,
Y lo frágil que es perdonarse de
todo eso…
Entonces de tanta experiencia
exprimida parece inconsolable la soledad de los actos,
Un momento de todos esos en donde
la responsabilidad se dibuja cayéndose,
Como la sangre de un segundo perdido en el tiempo…
Como la sangre de un segundo perdido en el tiempo…
Pulsos parecidos a la vida misma,
En esa tela de sangre que
brillante de tantas lágrimas,
Sostiene hasta dicho dolor prendido fuego,
Sostiene hasta dicho dolor prendido fuego,
Y que ya ni cicatrizantes necesita
su tiempo,
Por tanta gente que perdida allí lastima su hermosura,
Con el humor del aburrimiento.
Por tanta gente que perdida allí lastima su hermosura,
Con el humor del aburrimiento.
Es el paso del sexo sobre lo
cautivamente del pensamiento,
Hasta ser conciente de todos eso reproches
y finalmente olvidarse de uno mismo.
Entonces la memoria empieza a
comprender lo ejecutante de la sabiduría,
Solo hasta que sonrías despacio serás
un argumento de la experiencia,
Y luego testigo de toda esa sangre
encontrada en el tiempo.
Pulsos parecidos a la arteria del conocimiento,
Y la historia del amor suplicando
ser correspondida.
Un cuerpo más pidiendo justicia
por lo insoportable que es estar perdido.
Y no hay duda de cómo evolucionan
nuestros temperamentos así,
Es que al compás de esa lagrima de
sangre y hueso que somos,
Incorporamos un sentido especial en el pensamiento,
Y luego cuando ya nos aburre demasiado,
Determinamos simplemente hacerlo silencio…
Incorporamos un sentido especial en el pensamiento,
Y luego cuando ya nos aburre demasiado,
Determinamos simplemente hacerlo silencio…
y así,
sucesivamente…
sucesivamente…
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